El día de cruzar el océano Atlántico por primera vez había llegado. Llegué con mi familia al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, esperamos un par de horas, tenía los nervios de punta, la incertidumbre por conocer el viejo continente, por pasar más de 10 horas en un avión, por imaginar lo que viviría en los siguientes seis meses. Lo último que me preocupaba era la incomodidad de realizar un viaje tan largo en clase turista. Lo único que llevaba conmigo eran mis gadgets, una revista y una almohada pequeña que mi hermana me acababa de obsequiar y nada más.
Me acerqué al mostrador para hacer la facturación de mis maletas, todo iba bien cuando de repente el encargado me dice:
-Señor Hdez. ha habido un problema con su reservación, (...). -Lo primero que vino a mi mente fué "Voy a perder el vuelo, me cancelaron el boleto, volaré hasta mañana, el avión se descompuso"... entre otras cosas peores.
-(...) entonces lo vamos a ascender a clase de Negocios (Club World), de esta forma también usted conoce el servicio y esperando que sea de su agrado, después pueda contratar el mismo con nosotros. -Terminó de decir el hombre del mostrador.
Setas |
Salmón |
Mandos para control de asiento |
¿Convencido del servicio? ¡Por supuesto!. ¿Pagar mínimo 5 veces más de lo que cuesta el vuelo normal? Algún día, cuando me sobre el dinero... o como comúnmente se dice: cuando ca#$e dinero.
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